Operarios de la Junta de Salvación de Tesoro embalando un lienzo. |
"El Museo del Prado es más importante para España
que la Monarquía y la República juntas"
Manuel Azaña, Presidente de la República.
El levantamiento militar de
Francisco Franco en 1936 y la posterior Guerra Civil generaron una
situación de peligro para el Patrimonio Histórico Español. Muchos
eran los peligros que amenazaban la conservación de algunas de las
obras de arte más importantes del mundo. En primer lugar, tras el Golpe
de Estado, se organizaron milicias ciudadanas y obreras en las ciudades
para intentar repeler el ataque. Muchos de estos grupos expropiaron
propiedades (palacios, conventos, iglesias, etc.) en los que había un
buen número de obras de arte. La radicalidad de algunos de ellos,
principalmente grupos anarquistas, los lanzó a cometer atentados
contra el patrimonio religioso y colecciones particulares
burguesas. Imágenes procedentes de documentales de la época
muestran imágenes muy representativas de acontecimientos como
éstos.
Para proteger el patrimonio
en peligro, se pone en marcha una junta de incautación para salvar
el Tesoro Artístico Español. A las pocas semanas de estallar el
conflicto estaba perfectamente organizados y trasladaban decenas de
obras a lugares en los que estuvieran a salvo de cualquier peligro, como el almacén de San Francisco el Grande
en Madrid. Sánchez Cantón, el subdirector del Museo del Prado (el
Director era Picasso, de forma simbólica y propagandística, ya que nunca
llegó a tomar posesión del cargo), elaboró una lista de aquellas obras
maestras del arte universal que habrían de ser descolgadas de las salas y
resguardadas en lugar seguro.
La alarma salta cuando tras un bombardeo de la aviación sublevada sobre la ciudad de Madrid varias bombas incendiarias estallan sobre el Museo del Prado,
dando la razón a la criticada actuación del Gobierno Republicano de
retirar las obras. Afortunadamente, los daños son menores, únicamente en
puertas y ventanas, conservando la integridad de la estructura del
edificio y de todas las obras de arte salvo un relieve italiano, que
quedó fracturado.
Galería del Museo del Prado durante la Guerra Civil. |
El Gobierno decidió que las
obras de arte incautadas para el salvamento de Tesoro Artístico deberían
estar siempre donde estuviese el Gobierno de la República. Tras
trasladarse éste a Valencia, sucesivos convoyes cargados de obras de
arte fueron llegando y almacenándose en la ciudad. Surgió el debate de
si las obras deberían estar en territorio español o si sería preferible
que estuviesen en un país extranjero. Finalmente se decidió que
permanecieran en territorio español todo el tiempo que fuera posible,
cancelando incluso el viaje de algunas obras maestras para ser expuestas
en la Exposición Internacional que se celebraría en París en 1937.
Uno de los debates más
peligrosos que surgió fue la posibilidad de vender parte del Tesoro
Artístico para financiar la guerra en el caso de que ésta se prolongase
mucho tiempo o la posibilidad de fundir los monumentos públicos de las
ciudades para elaborar armamento. Lógicamente, la idea era descabellado y
nunca se llegó a profundizar más en ella.
Cuando el Gobierno republicano se trasladó de nuevo a Barcelona ante el miedo de que el avance de las tropas franquistas dividiese el territorio de la República en dos. Las obras vuelven a viajar con el Gobierno por un territorio en zona de conflicto militar. Desde Barcelona y ante la inevitabilidad de la derrota comenzaron las negociaciones para trasladar las obras al edificio de la Sociedad de Naciones en Ginebra. Con el ejército franquista pisándoles los talones, decenas de camiones atraviesan la frontera francesa bajo los bombardeos de la aviación fascista italiana. No todas las obras consiguen pasar la frontera debido a la velocidad con las que transcurrieron los acontecimientos.
Finalmente, un tren partió de la estación de Perpignan con 22 vagones cargados de obras de arte. En el momento en el que el tren entra en territorio suizo, este país acepta como legítimo el gobierno franquista y los republicanos se quedan sin interlocutores diplomáticos válidos en el asunto del Tesoro Artístico. Las obras llegan al edificio de la Sociedad de Naciones y es Franco el que comienza a negociar para la vuelta de las obras a territorio español una vez finalizada la guerra. Como despedida de las obras del país se celebra una enorme exposición titulada Obras maestras del Museo del Prado que fue un rotundo éxito en la ciudad. Alemania invade Polonia cuando las obras todavía no habían sido descolgadas de las paredes y la declaración de guerra de Francia complica de nuevo las cosas para que las obras regresen a territorio español.
Tras varias negociaciones se consiguió dar paso preferente a un tren que trasportase las obras hacia España, llegando sanas y salvas para colgar de nuevo en los muros de aquellos Museos y Colecciones en los que ninguna guerra debía haber puesto en peligro.
Cuando el Gobierno republicano se trasladó de nuevo a Barcelona ante el miedo de que el avance de las tropas franquistas dividiese el territorio de la República en dos. Las obras vuelven a viajar con el Gobierno por un territorio en zona de conflicto militar. Desde Barcelona y ante la inevitabilidad de la derrota comenzaron las negociaciones para trasladar las obras al edificio de la Sociedad de Naciones en Ginebra. Con el ejército franquista pisándoles los talones, decenas de camiones atraviesan la frontera francesa bajo los bombardeos de la aviación fascista italiana. No todas las obras consiguen pasar la frontera debido a la velocidad con las que transcurrieron los acontecimientos.
Finalmente, un tren partió de la estación de Perpignan con 22 vagones cargados de obras de arte. En el momento en el que el tren entra en territorio suizo, este país acepta como legítimo el gobierno franquista y los republicanos se quedan sin interlocutores diplomáticos válidos en el asunto del Tesoro Artístico. Las obras llegan al edificio de la Sociedad de Naciones y es Franco el que comienza a negociar para la vuelta de las obras a territorio español una vez finalizada la guerra. Como despedida de las obras del país se celebra una enorme exposición titulada Obras maestras del Museo del Prado que fue un rotundo éxito en la ciudad. Alemania invade Polonia cuando las obras todavía no habían sido descolgadas de las paredes y la declaración de guerra de Francia complica de nuevo las cosas para que las obras regresen a territorio español.
Tras varias negociaciones se consiguió dar paso preferente a un tren que trasportase las obras hacia España, llegando sanas y salvas para colgar de nuevo en los muros de aquellos Museos y Colecciones en los que ninguna guerra debía haber puesto en peligro.
Para una mayor documentación
sobre este tema, os recomiendo un documental dirigido por Alberto Porlán
llamado Las cajas españolas, que se produjo en 2004 (ver documental completo) o, sobre todo, el libro de Arturo Colorado Castellary titulado Éxodo y exilio del arte. La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil, del 2008. Otra perspectiva, mezcla de documentación histórica y ficción es la película La hora de los valientes, dirigida por Antonio Mercero en 1998.
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